Padres y maestros deben estar alertas a los niños que no toleran luces brillantes, ruidos fuertes, ropa de distintas texturas, evitan abrazos o tienen miedo exagerado a atracciones como columpios, pues pueden requerir de una intervención terapéutica para integrar la información sensorial.
Los niños con Desorden del Procesamiento Sensorial en épocas de carnaval experimentan demasiada o insuficiente estimulación a través de los sentidos. Esto les dificulta integrar información sensorial como colores y texturas en disfraces, la hipersensibilidad auditiva ante la música y la imposibilidad de escucharla a la vez que las personas están hablando y cantando. Esta mezcla de estímulos produce una especie de caos en su cerebro por no percibirlo de manera sincronizada.
Sin embargo, estas reacciones se pueden anticipar. Es importante que los padres y maestros puedan tomar previsiones si el niño siente alguna molestia ante los ruidos fuertes, si no tolera algunas texturas en su piel como el maquillaje o las pinturas en la cara, para que se puedan hacer algunas adaptaciones a cada reunión para que el niño pueda disfrutar de la fiesta como todos los demás. Se trata de un proceso de inclusión de una dificultad que es solo perceptible en estos momentos de disfrute.
¿Cuáles son las señales?
Los problemas de procesamiento sensorial tienden a presentarse de dos formas: hiposensibilidad e hipersensibilidad, aunque es frecuente que los niños experimenten ambos tipos. Algunos de los síntomas son:
- No toleran luces brillantes y ruidos fuertes.
- Se niegan a llevar ropa o zapatos porque sienten que les pica o les irrita; incluso después de quitarle todas las etiquetas.
- Se distraen con ruidos de fondo que otros parecen no escuchar.
- Temen que los toquen por sorpresa y evitan los abrazos, incluso de familiares.
- Tienen miedo exagerado a los columpios.
- No entienden dónde está su cuerpo en relación a otros objetos o personas.
- Tropiezan con facilidad y parecen descoordinados.
- Rompen el papel al borrar, pellizcan demasiado fuerte o dejan los objetos con demasiada fuerza.
- Tienen una necesidad constante de tocar a las personas o texturas, incluso cuando no es socialmente aceptable.
- Tienen tolerancia extremadamente alta al dolor.
- Son muy inquietos e incapaces de sentarse tranquilos.
- Les gustan actividades como saltar, chocarse y estrellarse.
- Disfrutan de presión profunda como abrazos muy apretados.
- Desean movimiento intenso y/o giratorio.
¿Cómo ayudarlos?
La Profesora Rusdeiba Agelvis, Especialista en Trastornos del Desarrollo Infantil y
Directora del Centro Terapias del Desarrollo, afirma que la solución principal en las fiestas son el volumen de la música y las terapias previas a las que puedan asistir los niños. Es deber de todos los vinculados al área formarse en este proceso, pues el control del neuropediatra siempre será de gran apoyo, pero los terapeutas ocupacionales formados en integración sensorial son los especialistas que trabajan en un gimnasio especializado, con programas enfocados en mejorar el sentido más afectado.
Los problemas de integración sensorial no son siempre evidentes pero sí muy difíciles de sobrellevar debido a las importantes repercusiones que estos tendrán en la participación del niño en las diferentes actividades de su vida diaria. En un niño mayor, estos síntomas pueden entorpecer la confianza en sí mismo. Pueden conducir al aislamiento social. Incluso pueden llevar a la depresión.
Cada día es más reportado tanto por padres y maestros que los niños en Venezuela tienen problemas para procesar la información que captan sus sentidos, incluso en la propiocepción, el sentido de conciencia sobre el cuerpo; y el sentido vestibular, relacionado con el movimiento, equilibrio y coordinación. La integración sensorial puede generar una respuesta adaptada a las demandas del entorno.
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